domingo, 8 de noviembre de 2015

Ponencia de Gladys Méndez de Rojas: LOS CAMPAMENTOS ESCOLARES DEL AYER. Desde el encuadre pedagógico de la Educación Pública.

LOS ORÍGENES

Aunque parezca un lugar común, es necesario situarnos en la cultura cristiana que puso los cimientos de las “escuelas de la Junta” como se llamaran en muchos pueblos y ciudades de nuestro país a las escuelas estatales, aún después del Decreto- Ley de Educación Común del año 1877. Y desde ese lugar, seguir sin prejuicios los caminos que, experiencias y conocimiento mediante, van elaborando y corrigiendo las maneras de sentir y de pensar que trasladan el cuerpo de los humanos desde su lugar de objeto de represión, a sitios más respetuosos de la individualidad propia. .
En 1874 José Pedro Varela escribe: “Los ejercicios físicos primero, los ejercicios gimnásticos después, darán satisfacción a la necesidad de movimiento que hay en los niños…”i En ese mismo trabajo, dedica un capitulo entero al tema: “Esos ejercicios deben considerarse no como un mero pasatiempo, sino con el propósito de cumplir un objeto dado: sin embargo, aún cuando supiera que no ejercen efecto sobre el bienestar mental moral y físico de mis discípulos, los hubiera practicado en mi escuela, por el placer que causan y como un descanso de una activa aplicación mental.ii
En la obra vareliana, la educación del cuerpo está vinculada a la educación del espíritu. Desde finales del siglo XIX, el Instituto de Instrucción Pública envía becados maestros y maestras a Europa en busca de experiencias pedagógicas renovadoras: de ahí nos viene llegando la educación preescolar, pedagógicamente nacionalizada por Enriqueta Compte y Riqué, con perdurables contenidos de atención al desarrollo motriz por el trabajo manual en el aula y el placer del juego al aire libre.
Ya en el siglo XX se realiza una breve experiencia de organización de Batallones Escolares, con fuerte contenido de formación militar, en la que intervienen alumnos del Internato de varones y los de escuelas de 2º grado. Se privilegió la disciplina y la salud corporal en actividades físicas al aire libre. Joaquín R. Sánchez, documenta y defiende la necesidad de la educación física, como instrumento para la defensa militar de las sociedades.
En otra postura, en el 4º Congreso de Inspectores de 1907 la Comisión de Protección Escolar de Lucha contra la Tuberculosis da origen a las actividades sobre salud de escolares y maestros, con la organización de escuelas al aire libre y la Escuela Marítima que finalmente se transforman en las tres colonias de vacaciones escolares aún en actividad.
El cuidado del cuerpo está instalado, entonces, en el proceso ideológico y en las políticas culturales. La coeducación, en tanto, se abre paso trabajosamente en las prácticas escolares. Recién en 1926, se realiza el primer campamento escolar, y es de varones.

EL NACIMIENTO.

Anales de Instrucción Primaria de 1927 publica el “Informe del Inspector Técnico, señor Emilio Fournié” en el que éste relata, informa y reflexiona sobre la organización y las vivencias colectivas y personales del primer Campamento Escolar. La iniciativa partió del Director Técnico de la Comisión Nacional de Educación Física, y contó con el apoyo entusiasta de autoridades y maestros de educación primaria que desde hacía tres años reclamaban en vano recursos para realizar esta actividad, convencidos de sus valores educativos.
Los trabajos de organización fueron realizados por profesores de educación física y directores de plazas de deportes de todo el país en numerosas sesiones de intercambio en las que se delinearon tiempos, objetivos, actividades de aprendizaje, de juego, de trabajo y desarrollo de actitudes de convivencia con responsabilidad personal y colectiva.
Se tuvo muy en cuenta el programa que se desarrollaba en las plazas de deportes que prescribía: “…además de gimnasia y juegos formarán parte de las actividades los Trabajos manuales, Estudio de la naturaleza, Narración de cuentos, Música y canto, Danzas gimnásticas y regionales, así como deben tratar del mejoramiento de la energía mental y de la formación del carácter.”iii
Se resolvió realizar el campamento con 50 alumnos de la Escuela de Varones Nº1 de 2º Grado; de once a doce años más o menos, de quinto o sexto año, que fueran sanos, prefiriendo los de modesta condición social. El director de la escuela debió entrevistar 110 padres, para conseguir los permisos para la asistencia de sus hijos al campamento, logrando que 46 lo aceptaran: cuatro de ellos con la exigencia de que fueran los hermanos.
La Asociación Cristiana de Jóvenes cedió sus instalaciones en Piriápolis, en la falda del Cerro del Toro, y hacia ahí partieron el 3 de marzo de 1927, con la emoción del primer viaje de sus vidas para la mayoría de ellos. No fue sencilla la partida: debían tomar el ferrocarril en la Estación Central, pero faltando quince minutos para la partida del tren “los tranvías que debían ir a buscarlos no habían llegado, entonces el Director Técnico, en varios autos y camiones condujo a los viajeros y gran número de padres a la Estación Central llegando cuando faltaban dos minutos para la partida.iv Y no hubo mucho tiempo para las emociones de la despedida: en un instante las risas marcharon a un lado y las lágrimas al otro.
Las instalaciones en Piriápolis se integraban con una edificio central de material, con baños, cocina y un gran salón comedor., con agua corriente y luz eléctrica. Los niños, profesores y maestros fueron alojados en carpas en pequeños grupos. Están protagonizando, sin saberlo, un punto de inflexión en las prácticas escolares elaborando conceptos pedagógicos los docentes, derribando las paredes del aula, para permitir la entrada de lo que estaba afuera, y al mismo tiempo, construyendo los límites necesarios para la convivencia fraterna desde cada uno, compartiendo los espacios.
El maestro Fournié opina: “Lo más lógico era esperar que las circunstancias y el ambiente dieran el tema (de la enseñanza): los cerros, las corrientes de agua, la formación de nubes, las plantas, los animales de la sierra, una víbora…..Ocurrió lo que lógicamente debía suceder: cincuenta niños alentados a buscar y mostrar todo lo que les interesaba, llegaron a juntar tanto material de estudio, que no sólo formaron una buena colección para su escuela, sino que muchos llevaron colecciones propias”.v
Destaca también el valor de la participación en las tareas necesarias para el bienestar colectivo, para la formación de valores, para la solidaridad y la atención al otro en la vivencia diaria.
El informe termina considerando la necesidad de instalar estas actividades en la vida escolar, a pesar de sus costos, reclamando mejores presupuestos nacionales para la educación.

AVATARES DE CRECIMIENTO

Al iniciar este encuentro, disfrutamos del documento filmado sobre el campamento organizado por el maestro Jesualdo Sosa, con sus alumnos de la Escuela de Canteras del Riachuelo, en el departamento de Colonia en 1934. Se trata de los protagonistas de Vida de un Maestro y La Expresión Creadora del Niño, dos de las obras fundamentales en la producción de teoría pedagógica latinoamericana.
En este documento vemos un grupo de niños y el maestro con los medios de transporte a su alcance –caballos, carro- instalándose en carpas en medio de la arboleda costera. Llevan sus productos para la alimentación, sus utensilios de cocina y su experiencia de cocinar con fuego de leña. Lavan su ropa en la corriente de agua donde pescan y se bañan y, presumo, beben contra la corriente con los saberes ancestrales de la gente de campo. Literalmente: acampando. Exploran, miden, calculan, observan, experimentan, hacen y aprenden. A su regreso, escriben, informan, pintan, integran la experiencia vivida, a su currícula escolar. Lo hicieron sin ayudas externas: ni local, ni transporte, ni dinero oficial, ni personal de sostén. Pero acompañados. Maestros, padres y vecinos apoyaron y festejaron la aventura. Y para otros maestros, fue un estímulo para organizar jornadas similares.
Muchas escuelas fueron transitando esos procesos de organización de “acampadas” en paseos diarios a lugares adecuados por su paisaje, o sus producciones, (chacras, playas, tambos, etc.) y algunas veces de más de un día acampando en las instalaciones de alguna escuela amiga. La coeducación, se instaló como un valor permanente y con eso un nuevo relacionamiento social entre los escolares.
Este tipo de actividades fuera del aula, siempre contó con las autorizaciones del cuerpo de Inspección Escolar y el acompañamiento en dinero y presencia de los padres de los alumnos.
Hay un tercer momento en la historia de los campamentos escolares, que se basa en estas experiencias anteriores y en la coordinación de la Comisión Nacional de Educación Física y el Consejo Nacional de Enseñanza Primaria.
En la década de los años 40 egresaron los primeros profesores de educación física que por supuesto no alcanzaban para cubrir las necesidades de todo el país En las escuelas, los días de “gimnasia” - que así se decía en la jerga escuelera - eran esperados con avidez por los niños.
Maestros y profesores empezaron a coordinar actividades. Necesitaron tiempo y puestas en común de objetivos para integrar y desarrollar la expresión corporal en el conjunto de los recursos para la elaboración y comunicación de aprendizajes: observación, experimentación, juego y trabajo en un medio natural que propicia el desarrollo afectivo y la inclusión en el proceso de desarrollo humano.
Cuando empezó a funcionar el Campamento de Parque del Plata como lugar de acogida a los escolares, muchos maestros habían tomado iniciativas precursoras. En febrero de 1941 – según documentan los Anales de Instrucción Primaria de ese año- la Comisión pro fomento de la Escuela al Aire Libre propone al personal escolar trasladar más de 150 niños a la playa en la temporada de verano. Y pusieron manos a la obra.
De la organización se ocuparon maestras y directora, con la colaboración del médico y el odontólogo escolar. Para financiar este audaz proyecto, se integró un numeroso grupo de colaboradores: la Región Militar de Minas aportó 20 carpas equipadas para el descanso, la higiene y la confección de alimentos. También colaboró la tropa como auxiliar en las tareas de mantenimiento. Instituciones deportivas y comercios aportaron elementos para juegos variados, medicinas, alimentos y dinero. La Intendencia Municipal aportó camiones para el traslado de los niños.
La Inspección de Escuela autorizó la instalación de la escuela en la playa y contribuyó con una suma de dinero. Con esa estructura inédita la escuela fue durante 15 días literal y exactamente “al aire libre”. Se realizó en La Floresta, porque la directora de la escuela pasaba allí las vacaciones en la casa de la familia, y los vecinos consultados manifestaron un amplio espíritu de colaboración. Que se probó a los pocos días de instalados, cuando azotó el campamento un temporal de lluvia y viento durante 24 horas. Entonces los niños fueron albergados en casas de vecinos que los recibieron integrándolos a sus familias, hasta que pasó el peligro.
El minucioso Informe elevado a la Inspección de Escuelas por la directora destaca los aspectos más valiosos de la vida en campamento: cuidado de la salud, conocimiento en grupos, aprendizajes de participación y convivencia. Termina su comunicación señalando: "la destacadísima actuación que le cupo a todo el personal de la escuela al contribuir generosamente y con verdadero entusiasmo al mayor brillo de la obra emprendida.”vi
A partir de la década de los años 70 este modelo de educación pública -en todos sus niveles- fue minuciosamente destruido. Creo que aquello que se aprendió, años antes que el elefante -sin inocencia- entrara en el bazar, fundamenta lo nuevo, sabiendo que lo re-construido nunca es igual a lo originario.
Las políticas neoliberales se han instalado en los organismos de gobierno de la educación y, en vez de satisfacer las necesidades presupuestales que los docentes proponen para atender a la educación del pueblo, toman entre otros, igualmente discutibles, los tortuosos caminos de los Proyectos Público-Privado.
Me estoy refiriendo al modelo actual de organización de Campamentos Escolares establecido por el CODICEN. En el Reglamento vigente para esta actividad, establece que al docente que asiste con su grupo de alumnos se le da el rol de participante comprometido lo cual es un claro retroceso conceptual y político de la función desarrollada históricamente por el magisterio.
Pero, como también en nuestra historia docente la construcción de saberes es norma, en el año 2014, dos profesoras de biología del Instituto Normal de Florida realizaron el primer Campamento Científico para Maestros de Educación Primaria en el departamento de Florida. De la fundamentación de esta tarea tomo algunos aspectos esenciales:
  1. El conocimiento se debe incorporar en el niño y el joven de un modo integrado.
  2. La educación científica es cultura que incide en la autopercepción, los valores y tomas de decisiones de los pueblos, cada día más necesitados de adoptar resoluciones con proyección global acerca de problemas graves y urgentes que incluso pueden comprometer su supervivencia y la del planeta,
  3. El papel transformador del maestro, como agente científico, social y cultural es de primera importancia para un país que desea superar el estado de atraso y postergación en el que hace muy poco estaba casi la mitad de sus niños
Acordes con estos fundamentos, los objetivos, destacan:
  1. Participar en una actividad de formación y perfeccionamiento en lugares donde el conocimiento pueda ser vivenciado.
  2. Despertar el gusto por el trabajo en equipo, donde, es tan valorada la critica constructiva y responsable, como el aprendizaje a partir de los errores, valorándolos como parte del éxito de los frutos del esfuerzo y del trabajo.

Creo que esta propuesta de las docentes, recoge y reelabora la tradicional postura pedagógica sobre la actividad en campamentos. Y, como viniendo de antes, se refiere al ahora, abre perspectivas, inquieta, interroga, seduce con la promesa de las sorpresas que trae variar los caminos. En síntesis, la atracción de la vieja y recurrente espiral.

i José Pedro Varela, La educación del Pueblo, TI, Montevideo, 1874, p. 185.
ii Ibid. p.306.
iii Anales de Instrucción Primaria T. III, Montevideo, 1927, p. 3.
iv Ibid. p. 12.
v Ibid. p. 20.

vi Anales de Instrucción Primaria, Montevideo, 1940, p.400.

viernes, 6 de noviembre de 2015

miércoles, 4 de noviembre de 2015


CÁTEDRA LIBRE de “HISTORIA DE LA EDUCACIÓN Y
DEL JUEGO EN EL URUGUAY”


Antecedentes

La presencia de la disciplina Historia de la Educación ha tenido una importante tradición en el proceso histórico de la formación de los docentes en nuestro país.

En la Enciclopedia de Educación publicada a partir de 1878 ya figuraba la Historia de la Educación como una de las temáticas relevantes. No obstante, no es sino hasta el Plan de Institutos Normales de 1910 que esta aparece como asignatura.

Algo anterior es la incorporación de la Educación Física en los planes de estudio, no solo de formación docente. Ya aparece incluida en los programas escolares de forja vareliana. Alfredo Vásquez Acevedo introdujo en 1886, durante su rectorado, los ejercicios gimnásticos en el currículo de enseñanza secundaria. En  el Internato Normal de Señoritas, fundado en 1882, ya aparecía la Educación Física como asignatura. Más tarde (1899), se implantó el juego de pelota y el fútbol en todos los cursos de enseñanza Secundaria. Los Liceos Departamentales incluyeron la Gimnasia también a partir de 1912.

Un año antes se instituyó la Comisión Nacional de Educación Física (1911), que le dio un impulso importante a la educación física. La CNEF tenía el cometido  de “proyectar un plan racional de educación física obligatorio en las escuelas de instrucción primaria y en los establecimientos de educación secundaria”.

Frente a la pluralización de formas de pensar lo educacional, en esta primera etapa muy relacionada al fortalecimiento de la institución escolar, surgió una importante cantidad de iniciativas que más tarde comenzaron a adquirir nueva relevancia; como en  el caso de los Campamentos Escolares.

En las últimas décadas estas tradiciones se han visto enriquecidas con la aparición de nuevas figuras de educadores y también la presencia de nuevas perspectivas para pensar lo educacional. Tal es el caso de la educación social, la recreación y el uso del tiempo libre. Desde estas nuevas perspectivas comienza a adquirir también mayor visibilidad la apelación al juego como recurso educativo. El juego  es, junto a otras modalidades de la educación  corporal, al decir de Hubert, “una escuela de formación del carácter, y el instrumento por excelencia de la socialización”.

En el año 2003 el Ministerio de Educación y Cultura reconoce la Tecnicatura en Educación para el Tiempo Libre y la Recreación de la Universidad Católica, formación que al día de hoy tiene grado de Licenciatura. Por su parte en el 2015 se abre por primera vez en la educación pública una Tecnicatura en Recreación en la UTU. Un último impulso a estas actividades educativas  se produce con la aprobación de la Ley General de Educación en diciembre de 2008, cuando se crea la Comisión de Educación Física, Recreación y Deporte.

Propuesta

La Cátedra Libre propuesta pretende recuperar estas y otras tradiciones educacionales como una forma de contribuir a enriquecer el debate pedagógico y la formación permanente de los educadores de ámbitos diferentes, que no siempre logran encontrarse en los  espacios de formación o de trabajo.

Consideramos importante promover el diálogo como espacio de encuentro para pensar la educación en sentido amplio, como parte del proceso de transmisión de la cultura a las nuevas generaciones. Creemos que estos espacios contribuyen a superar una división del trabajo que ha establecido categorías rígidas, que separan el quehacer educativo a partir de la estructuración de roles y espacios diferenciados en instituciones distintas, e incluso dentro de una misma institución.

La Cátedra se propone como objetivo convocar a personas vinculadas a la Historia de la Educación en sus diferentes facetas intelectual, física, recreativa, lúdica, entre otras; tratando de aportar la reconstrucción de la historia de estas actividades como un aporte al acervo común, que pueda enriquecer las diferentes propuestas de formación que actualmente se desarrollan en el país.

La primera Cátedra se desarrollará el jueves 5 de noviembre y tendrá una regularidad mensual en la Casa A,  situada en Aquiles Lanza 1160, Montevideo – Uruguay.

Las dos primeras expositoras fueron elegidas por la Comisión Directiva de la SUHE, Casa A y Homoludens. Serán la Mag. Paola Dogliotti, la Mtra. Macarena Collazo y Gladys Méndez. Al inicio de la Cátedra se presentará una película sobre campamentos escolares realizada en Canteras de Riachuelo con Jesualdo Sosa.

Se desarrollará un Blog donde estarán colgados materiales de interés previo a cada cátedra y el registro fílmico de las ediciones anteriores.

Para próximas ediciones se convocará a aspirantes, los que deberán presentar junto a  un breve currículum, su aspiración para desarrollar un tems, con una instancia posterior para preguntas y comentarios.

En los próximos días se enviará a todos los interesados una comunicación con la informando sobre las dos primeras exposiciones, así como la convocatoria para el año próximo.



ORGANIZACION:

SHUE, Casa A y Homoludens

Teléfono: 29032205